El saludo es una ceremonia o ritual que todos los perros realizan, pues está firmemente incluido en su genética de especie. El saludo canino es exhibido o ejecutado cuando un perro se encuentra con otro miembro de su grupo (al despertar, al reencontrarse), pero que también lo realiza con otros miembros de su especie aunque no pertenezcan a su grupo social. También lo llevan a cabo los cachorritos con los adultos e incluso los cachorros entre sí.
En el saludo entre perros conocidos, ambos se muestran relajados y confiados, se tocan con sus cuerpos, se huelen y en ocasiones adoptan posturas de invitación al juego con la parte anterior del cuerpo contra el suelo y la parte posterior del cuerpo levantada.
El saludo entre dos perros desconocidos es algo más frío y distante, por decirlo de algún modo. Los gestos y posturas corporales no demuestran tanta relajación como en el caso anterior, pues cada animal está esperando observar la respuesta del otro perro para así seguir o no con el ritual del saludo amistoso. Si uno de los perros no ha recibido una socialización adecuada, puede no producirse este saludo porque el perro no socializado, con alta probabilidad, tenderá a ladrar y mostrar una actitud hostil. Por este motivo es tan importante socializar a un cachorro correctamente o perro adulto recién adoptado.
El saludo, tiene una importantísima función social cuando es ejecutado entre miembros de un mismo grupo (manada en el caso de los animales silvestres o grupo social interespecífico en el caso del perro y la familia humana con quien convive). Esa función social es la de reforzar el posicionamiento jerárquico dentro del grupo. Tan solo viendo el saludo matutino de un perro uno puede interpretar la posición social dentro del grupo de ese animal. El perro que saluda a un miembro más dominante del grupo, lo hace con una postura menos relajada, lanzando lengüetazos al aire e intentando parecer más pequeño de lo que es, mientras que el individuo dominante muestra una postura totalmente diferente: bien erguido, tranquilo y relajado. La primera conducta comentada es un comportamiento similar al observado cuando los cachorritos saludan a un perro adulto.
Entre perro y humano el saludo puede mostrar el tipo de relación y vínculo que existe entre ellos, sin tener nada que ver con el concepto de liderazgo
También en este caso deben separarse dos situaciones distintas. La primera de ellas es cuando el perro saluda a su tutor o a alguna otra persona de su ambiente cercano a la cual ya conoce y con quien, seguramente, tiene un buen vínculo afectivo. Esta situación puede ocurrir por la mañana al despertarse, cuando la persona regresa al hogar o incluso cuando el perro vuelve de algún paseo. El perro se contornea, mueve frenéticamente la cola y, en el caso de que esté habituado a hacerlo, puede lamer a la persona saludada. Generalmente, el perro se encuentra relajado y su gesto facial, al igual que su postura corporal, indica ese estado anímico.
La otra situación para diferenciar es la de algunos perros que saludan a personas desconocidas ante el solo hecho de que estas lo miren, le hablen o se agachen para tocarlos. Esta situación ocurre en aquellos perros que desde cachorros han tenido siempre experiencias agradables con los seres humanos con quienes le ha tocado en suerte interactuar. Si bien diferencian entre las personas cercanas y los desconocidos, en general tienen una visión del ser humano totalmente positiva y eso hace que, ante una actitud amistosa de una persona, el animal inmediatamente exhiba el ritual del saludo.
En definitiva, el saludo es una de las tantas expresiones conductuales que presentan los perros domésticos de compañía y que posee una base genética heredada y una importante influencia ambiental basada en las experiencias vividas con anterioridad por el animal que lo realiza. Si se le presta la debida atención, el saludo sirve como parámetro para medir la buena relación entre un perro y las personas con quienes convive y con su tutor principalmente.